4 de septiembre de 2009

UNA ESTELA DE SILENCIO

Ecos de nostalgia quiebran el corazón.
Caminos que se bifurcan, convergentes en la distancia.
Distancia que la amistad y el buen hacer trituran.
Santarén, Óbidos, Batalla....
remansos de paz en la Capeliña.
Y tantos buenos recuerdos,
tantos consejos, tantas palabras de ánimo....
Horizontes nuevos labrados al oído, sugiriendo....
No puedo menos que darle gracias al amigo que se va.
Perdona este pequeño apunte.
Mejor lo dice el Poema.



Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
Y va dejando una huella que no se puede borrar.
 
No te vayas todavía, no te vayas por favor
no te vayas todavía que hasta la guitarra mía
llora cuando dice adiós.
 
Un pañuelo de silencio a la hora de partir,
Porque hay palabras que hieren y no se deben decir.
 
El barco se hace pequeño cuando se aleja en el mar,
Y cuando se va perdiendo que grande es la soledad.
 
Ese vacío que deja el amigo que se va

3 comentarios:

Alberto Portoles dijo...

¿Qué se puede comentar al Caminante? Hay desgarrones que dejan la piel en carne viva y que además no se quiere que cicatricen. Te recomiendo una película: Bienvenidos al Norte. Ahí estamos.
Pero me llevo tanto, tanto, ... Pasados los días, quizá las semanas, podré empezar a hacer balance porque ahora los ojos no ven, pero seguro que en ese momento mis sentimientos serán los mismos pero agrandados y mi agradecimiento habrá llegado a los labios de mi oración. Y ahora, no seguiré más porque....

Manuel de Santiago dijo...

Muchas gracias, Alberto. Hay momentos en que silencio es más elocuente que las palbras.

tchi dijo...

Me uno a esta estela, quizás, de luz, aunque de silencio.

Abrazo.