9 de marzo de 2010

COSAS DEL CORAZÓN

Empuña con mano firme el timón de tu vida.
La tempestad arrecia.
Las ideas, lo sé, están muy claras.
El corazón...
roto por mil heridas que brotan lágrimas de sangre.
No importa.
Es hora de navegar, sin miedo, al encuentro del Amor.

Otros amores pugnan por adueñarse del barco.
No merecen la pena.
Es verdad que seducen, de momento.
Pero inducen al fracaso.

Decidirse,
ahora,
es romper, rasgar sin miramientos.
Dejar el alma en carne viva.
Heridas que el amor produce y el AMOR restaña.
Sólo el AMOR.

Y será...
-en alta mar,
serenas las olas, mecida la barca por la brisa tenue,
abandonada la seguridad de la palya,
rotas las amarras de amores que no te merecen,
rumbo firme a la Polar-
...el encuentro señero con el Amor.

Y tu vida...
que amenazaba esterilidad,
mentira,
desasosiego,
temblor de carnes ahítas de deseos...
Tu vida...
se abrirá,
granada,
en esplendores de Gloria.

De tí, sólo de tí depende:
ser polvo enamorado,
o lodo que el viandante pisa con desprecio.

Dile a tu Amor, desde el hondón del alma,
con grito que desgarre las entrañas
y suelte amarras:
Aparta, Señor, de mi lo que me aparte de Tí.

Y una alegría,
honda, serena, recia,
inundará tu alma.



2 comentarios:

desierto dijo...

Al leer el poema me doy cuenta que en muchos aspectos de mi vida puedo se valiente y pocas veces miro hacia atrás. Sin embargo cuando se trata de Jesucristo, haga lo que haga, no consigo sacarme de encima la sensación de que soy muy cobarde.

Manuel de Santiago dijo...

Mi querido Desierto, no temas. "Venid a mi los que estáis cansados y agobiados...." Él es nuestra fortaleza. Y nos da el Don del Espíritu Santo para nuestro camino.
Pídeselo.
Un fuerte abrazo y rezaré por tí.
Reza tú por mi.