Jesús invita al joven rico a ir más allá de la satisfacción de sus aspiraciones y de sus proyectos personales, le dice: “¡Ven y sígueme!”. La vocación cristiana brota de una propuesta de amor del Señor y puede realizarse solo gracias a una respuesta de amor: "Jesús invita a sus discípulos al don total de su vida, sin cálculo ni intereses humanos, con una confianza en Dios sin reservas. Los santos acogen esta invitación exigente, y se ponen con humilde docilidad tras las huellas de Cristo crucificado y resucitado. Su perfección, en la lógica de la fe a veces humanamente incomprensible, consiste en no ser el centro de sí mismos, sino en escoger el ir contracorriente viviendo según el Evangelio” (Benedicto XVI)
Ven y... verás. La vida del discípulo es de todo menos aburrida. La gracia de la entrega es saber anteponer su Voluntad a la nuestra... María, que ejemplo! Hágase!
6 comentarios:
Ven y... verás. La vida del discípulo es de todo menos aburrida. La gracia de la entrega es saber anteponer su Voluntad a la nuestra... María, que ejemplo! Hágase!
Lobo, gracias por tus palabras. Siempre aprendo de tus palabras.
Seguirle es lo mejor y lo más eficaz, aunque no veamos o cueste la vida.
Un saludo.
¿Qué se puede comentar a unas palabras como las de Benedicto XVI? Aplaudirlas, aplicárnoslas, ver lo que podemos sacar de ellas. Gracias Manolo
De acuerdo. Como siempre has acertado.
Un fuerte abrazo y Feliz Pascua de Resurreción, pasando por la Cruz.
De acuerdo. Como siempre has acertado.
Un fuerte abrazo y Feliz Pascua de Resurreción, pasando por la Cruz.
De acuerdo. Como siempre has acertado.
Un fuerte abrazo y Feliz Pascua de Resurreción, pasando por la Cruz.
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